Keita Morimoto es un artista canadiense de orígenes japoneses (de hecho, emigró de Japón siendo todavía un adolescente) que ha querido dedicar una mirada única y fabulosa a la ciudad que le acogió: Toronto. Su mirada recorre cada rincón de una ciudad que no suele ser de las preferidas de los artistas (incluso locales) para inmortalizarla en sus obras y, visto lo visto, Morimoto deja claro que es un lugar que tiene un intenso encanto, a medio camino entre lo romántico y lo mundano.
Y es que lugares tan terrenales como una estación de servicio, un paso de peatones o una hamburguesería conquistan un significado totalmente diferente a través de sus trazos. Y, ¿qué decir de los rostros anónimos que adquieren un protagonismo absorbente e impactante en cada una de sus pinturas? Vidas que parecen querer salir de los lienzos para contarte sus propias historias. O, mejor aún, para que te las imagines…
Este es un viaje que vale la pena. Disfrútalo…
































