Hoy no quería escribir…
Está a punto de nacer mi segundo hijo. Pep, en breve, llegará a este mundo como lo hizo Adriana hace, justo hoy, 2 años y cinco meses. Alba y yo, no tardaremos en llevarlos de paseo por Barcelona, por nuestra Barcelona, no tardaremos en mostrarles esos rincones que han ido construyendo nuestra historia, que también es la de ellos. Y, algún día, les explicaremos que vivimos en una ciudad vibrante, abierta, y cosmopolita. Tal vez, una de las mejores capitales del mundo. Les contaremos historias sobre sus abuelos, bisabuelos y tantas otras generaciones, y les ayudaremos a entender por qué ser de aquí es un privilegio, por qué somos afortunados.
Y, sí, algún día caminando por Les Rambles, nos preguntarán sobre el 17 de agosto de 2017. Y supongo que nos va a costar mirarles a los ojos y decirles que, a veces, pasan cosas que no tienen explicación, que existe el horror, vamos a tener que tragar saliva y ayudarles a comprender que esto también forma parte de esa vida que van a ir descubriendo poco a poco. Que a veces se revela el otro lado del espejo pero que, cuando eso sucede, florece lo mejor de las personas que forman nuestro pequeño mundo. Llámalo solidaridad. Llámalo sensibilidad.
Y les contaremos que somos de un lugar que no se rinde, que quiere seguir creciendo y vivir en paz, que somos de un lugar que apuesta por la integración, la cultura, la paz, el amor… que brilla, que acoge. Les diremos que somos de un lugar que no odia. Tampoco hoy. Ni mañana. Nunca. Porque somos de Barcelona, como tú.
Hoy no quería escribir. Pero me niego a dejar que ese otro lado del espejo nos haga mirar (sólo) el reflejo tenebroso del mundo. Yo, hoy, me quedo con el sol de Barcelona. Con ese sol que sigue iluminando una ciudad extraordinaria, tan extraordinaria como lo son sus personas.
Phusions 