Dicen que la mente también se ha de ejercitar. Que la mejor gimnasia para nuestro cerebro es ponerlo a prueba sometiéndolo a retos constantes y tal. No sé si es verdad (soy de los que opinan que sí), pero segur que Daniel Carlmatz pensó algo parecido cuando puso en marcha este curioso proyecto que llevó a cabo durante 2017.

Este diseñador gráfico de Estocolmo se propuso, el año pasado, un reto que combinaba su profesión con el mundo que le rodeaba. Decidió crear logos tipográficos inspirados por algunas de las palabras que aparecían de forma más común en su día a día. Con este punto de partida, diseñó 365 logos que tienen, como elemento común, la simplicidad y la creatividad, jugando con las formas de las letras o con imágenes que se introducen con toda naturalidad en la misma palabra para construir una marca que podría funcionar, perfectamente, por sí misma.

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