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Cuando el horizonte es de hormigón coloreado…

Cuando piensas en ir paseando las calles de una ciudad, mirar hacia arriba, y no llegar a ver el cielo, supongo que tus primeras imágenes te transportan a Nueva York, por eso de la ciudad de los rascacielos y tal. Lógico. Pocas ciudades resultan tan representativas como NYC, y en concreto Manhattan, si hablamos de desafiar las leyes de la gravedad (y eso que, edificios altos los hay en medio mundo, ya, y muchos notoriamente más altos que los de la Gran Manzana).

Pero hoy visita Phusions otro rollo arquitectónico con edificios que no tienen nada que ver con los de la ciudad que nunca duerme, pero que también se atreven a acariciar las nubes. Te hablo de Hong Kong. Y llegan, por cierto, de la mano de una de las amigas de Phusions, Pilar Z (gràcies!).

Hong Kong – seguro que este dato ya lo controlas pero por si acaso – pasa por ser una de las ciudades con una mayor densidad de población del mundo. Viven 7 millones de personas (como toda Catalunya junta, así, pim pam) en poco más de 1.000 metros cuadrados (y esto no me lo invento yo, lo dice la Wikipedia, que va a misa, ya…). Casi nada. Así que los arquitectos debieron encontrar una soluciómn a la evidente falta de espacio existente y se dieron cuenta de que la opción era crecer hacia arriba. En realidad, tampoco había otra solución.

Dicho y hecho.

Ya puestos en el asunto, y para demostrar que no se aburren, se han ido regalando los ojos con una buena dosis de color para que no todo sea el frío cristal de NYC, o la austeridad del hormigón pulido. El resultado, un horizonte en el que no vas a ver cómo se pone el sol (a pie de calle), pero sí vas a disfrutar de una gama cromática muy variopinta (cómo me gusta usar palabros de estos…).

Las imágenes que acompañan este artículo son de los fotógrafos/astistas/conductores de drones Toby Harriman y  Michael Sheffels. Y has de saber que puedes pasarte por su web cuando quieras, disfrutar de estas imágenes (y del video que las acompaña) con más detalle y, si quieres, comprarte alguna de ellas.

Porque, al final, el amor al arte mola, pero también mola ganarse la vida un poco, ¿no?

Enjoy!

 

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