Será cosa del otoño, no lo sé, pero hoy volvía en patinete (ya sé que es una información aparentemente irrelevante, pero tiene su qué, porque ves el mundo de otra forma y a otra velocidad) y venía disfrutando de un anochecer muy diferente de aquellos – todavía frescos, en la retina – de verano. Mucho. Más denso, más húmedo, con más texturas, más oscuro (si quieres). Es curioso ver cómo cae la noche, ya, en esta época del año, ¿verdad?
Por eso, hoy, te llevo de paseo por los paisajes melancólicos y (lo reconozco) algo inquietantes de Henri Prestes. Lugares que parecen sacados de una peli de suspenso (o perfectos para rodar una. Si las miras atentamente, estoy convencido que podrás imaginar toda una historia, incluso crear tu propia banda sonora para cada una de ellas. Y me da, que no faltarán las notas con violín.
Recuerda, sólo son fotografías. Imágenes capturadas en el momento preciso, intensas, fascinantes. Te lanzo un reto: ¿por qué no eliges una y escribes un relato con lo que te inspire?



























