Ya sabes que me gusta buscar y encontrar buenas historias para poderlas escribir, para podértelas explicar. Sin embargo, debo reconocer que nada me resulta más agradable que sean ellas, las historias, las buenas historias, las que me encuentren a mí. Este es el caso de las series fotográficas de Renato Stockler, que tiene una especial fascinación por retratar el mundo a través de sus lentes (sean de cine o reflex).
Sea Closed, que es la propuesta que te traigo hoy, es un clarísimo ejemplo de cómo tus propias experiencias acaban construyendo el imaginario que compartes con el mundo. Pero deja que te lo explique él:
De pequeño, solía sumergirme con los ojos abiertos en el mar para tener la sensación de sal en los ojos. Me llevaba a un lugar incómodo, donde no se puede ver con claridad, una reconexión mía entre las lágrimas y el mar: pensaba que el agua del mar, al ser salada, podía ser el llanto de la Tierra.
Agua, sal, trajín. Mucho trabajo, mucho tiempo y mucha paciencia. Un mundo que se evapora. Otro que saca provecho de ello. Colores vibrantes, colores intensos, colores que se funden y se transforman en otros con los días, con las horas. Renato te lleva arriba para contemplar esa realidad que retrata desde las alturas, para que puedas descubrir y disfrutar de cada figura geométrica, de cada rincón de este escosistema fascinante.
No dejes de disfrutar de este paseo que te propongo, hoy…










































































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