Hace unas semanas murió Ricardo Bofill, un magistral arquitecto que – sin duda – se convirtió también en un icono de nuestra propia cultura pop. Para bien o para mal, durante años estuvo en boca de muchos, algunos asombrados y maravillados por su talento, otros intentando comprender qué había detrás de aquello que tildaban de genial. Genial. El genio confronta. Imagino que ese es uno de los grandes legados (más allá de su fascinante – y con esto ya me he acabado de posicionar – obra) que nos deja Bofill: un interminable debate sobre la arquitectura, la estética y, de paso, sobre nosotros mismos como miembros de una cultura compartida. Como elementos de una estética que dista de ser homogénea. No nos engañemos.
En medio de este debate, el fotógrafo Andrés Gallardo Albajar le ha querido rendir su particular homenaje con esta serie titulada «Muralla Roja IV«, un conjunto de fotografías que se inscriben en su colección de Geografía Urbana. El ella, Alicante comparte protagonismo fotográfico con ciudades como Tallinn, Seoul, o Copenhagen, entre otras. Y, por supuesto, el titular único de esta serie que traigo hoy a Phusions es el edificio de Bofill situado en La Manzanera, en Calp. La Muralla Roja.
Las formas de esta edificación (enarcada en la estética constructivista) se han convertido en uno de los objetivos más preciados de todo instagramer que visite el lugar, pero en manos de una lente y una mirada experta, se torna en un escenario vibrante, una explosión de color, de luz y de sombras, pura poesía urbana.

















