Apetece descubrir a artistas como Michael Polakowski. Y digo que apetece porque en esos días en los que necesitas un chute de energía, de color y de creatividad (de la buena), poder recurrir a su imaginación desbordante, a sus cuadros vibrantes y a esa mirada cautivadora que gasta resulta reconfortante. Y es que Michael no te dejará indiferente. Su propuesta te conducirá a través de un mundo en el que todo es posible, un mundo en el que cada trazo te lleva hacia adelante, hacia una nueva historia, hacia otro final. O principio. Todo depende de cómo lo mires.
Y es que el reino creativo (vamos a denominarlo así) de Polakowski es una explosión cromática constante. Puro contraste vital. Una invitación inequívoca, y prácticamente imposible de esquivar, a perderte entre los juguetones detalles que acaban dando forma a esas aventuras que te propone y que acaban yendo más allá de lo que parece evidente.
Al final, lo que pasa en el lienzo no se queda sólo en el lienzo, ¿verdad?

















