Que.vivimos en una realidad híbrida es un hecho. Que empieza a ser difícil discernir dónde se encuentra la frontera entre lo real y lo artificial, también. Quizás por esa razón, movidos por esa necesidad de unir los dos mundos, o de hacerlos converger (como tú quieras), artistas como Andrés Reisinger, no dejan de explorar propuestas creativas que son, en sí mismas, un auténtico reto visual. Un juego. Un experimento fascinante.
«Take Over» es un claro exponente de esas ganas de jugar. En estas obras digitales, Reisinger comparte su visión artística de esa realidad a través de un conjunto de imágenes que «reimaginan grandes ciudades vestidas con caprichosas cortinas y revestimientos rosas colocados sobre la arquitectura histórica«. ¿Una locura? Puede ser, sí. Pero fantástica. Y es que si se trata de explorar dónde está ese límite, desde un punto de vista creativo, mejor llevarlo al extremo para provocar que tu mirada se inquiete. O despierte. Que sea curiosa.
En esta serie, Reisinger añade elementos de diseño hiperrealistas a edificios existentes con el objetivo de difuminar los límites entre lo digital y lo real, «creando una interpretación fresca y libre de la interacción entre ambos». Londres, Roma, París, Tokio y Nueva York reciben este tratamiento artístico en forma de telones rosados y, cuando Reisinger publicó las obras en sus redes sociales, las preguntas sobre direcciones y horarios de exposición para visitar las instalaciones en persona inundaron su bandeja de entrada. Y es que muchas y muchos creyeron que lo que estaban viendo era real. Aunque, de nuevo, ¿qué es real?
Para Reisinger, difuminar los límites entre lo digital y lo real no es sólo un experimento artístico. Es la creencia de que todo lo que forma una experiencia es real, independientemente de que se encuentre en la esfera digital o física. Su arte reta a los espectadores a pensar más allá de las limitaciones de lo que se considera real o posible.
«Take Over» es mucho más que arte. Es una declaración de intenciones. Una experiencia fabulosa que te reta a cuestonarte qué es real y qué no lo es.
¿Juegas?



















































