Supongo que a ti te pasa lo mismo, hay días que son intangibles, pero al mismo tiempo deliciosos, como si todo lo que pasara estuviera escrito por los brillantes dedos del mejor guionista (ese que nunca seré yo, btw). Pues cuando eso pasa, creo que yo me siento como estas esculturas de papel del holandés Peter Gentenaar, que es capaz de coger ese material y convertirlo en formas imposibles…
Tal vez en los más intrados detalles, en las surrealistas figuras que adoptan, o en la tensión que se desprende de sus ángulos, esté el secreto de lo que vendrá mañana. Me gusta pensar que sí.
Ya lo veremos…
