Este fin de semana me pongo vintage y me ‘cuelo’ en antiguas salas de control soviéticas, esas que parecía que iban a controlar el mundo pero que, al final, se quedaron por el camino (bueno, o tal vez no, no acabo de estar del todo seguro).
En fin, lo que sí puedo afirmar es que esos espacios eran un auténtico deleite visual. En una era como lo actual, en la que lo digital ha invadido el mundo y estamos rodeados de fantásticas y brillantes pantallas (en las que el tamaño sí que importa, y mucho), estas imágenes cargadas de cientos de botones, marcadores analógicos y color, mucho color, me han hecho sentir dentro de una peli de espías, de esas que lo pegaban fuerte en los 70 y los 80.
Y es que Bond, el auténtico James Bond, se hartó de inutilizar salas de estas, ¿verdad?
Enjoy!