Phusions se va al cine. Vamos poco al cine, por aquí, creo, tengo que insistir más a menudo y traer historias como la de hoy que, sencillamente, me parece fabulosa.
Si eres de mi quinta, si has crecido como yo disfrutando (a veces sufriendo) el fantástico boom del anime y de todo lo que oliera a made in Japan en los canales de nuestra TV, no te van a resultar nada extraños las criaturas que vas a ver a continuación. Si no es así, que sepas que antes del CGI, estas cosas -no se me ocurre mejor forma de describirlas- eran lo más normal en nuestras pantallas (las de rayos catódicos, ojo, que dicho así también parece ciencia ficción).
Pues eso, que hubo una época en que la imaginación cubría las lagunas técnicas a las cuales se enfrentaban los guionistas para dar forma a sus historias. Lo que pasó en Japón, a partir de la década de los 50 (tela) fue que se pusieron de moda las pelis de monstruos (nada que no pasara en muchas otras partes del mundo con el cine). Pero allí, en concreto, un tal Ishiro Honda creó Godzilla en 1954 dando inicio a todo un género, el Kaiju (literalmente, pelis de monstruos).
El éxito fue tan bestia, dentro y fuera de las fronteras niponas, que durante décadas este país exportó centenares de productos cinematográficos y series (mención especial para los terribles Power Rangers originales) protagonizadas en mayor o menor medida por seres sacados de la turbia imaginación de los japoneses. Ojo, porque algunos de estos monstruos ya forman parte del imaginario colectivo del cine y otros, bueno, otros están mejor olvidados en alguna estanteria oscura, repleta de polvo, y tal…
En fin, a ver a cuántos reconoces… enjoy!