No hace falta que te hable de Pengin Random House. No hace falta. Pero sí me gusta poderte traer, hoy, el resultado del Student Design Award que organiza la macroeditorial, desde hace 14 años, con dos objetivos: recordarle al mundo la importancia de una buena portada (y, de paso, lo mucho que una buena creatividad puede hacer por un libro) y, por otro lado, encontrar ese talento en ciernes que – claro – siempre es mejor tener controlado.
Por esa razón, para seguir animando a los diseñadores del futuro a repensar las portadas de algunos de los títulos más icónicos de la editorial, la dirección de Penguin sigue apostando con fuerza por este concurso. Y lo hacen repartiendo premios en 3 categorías diferentes (dos para adultos, ficción y no ficción, y una infantil) y con una bonita promesa: lograr un trabajo en el equipo de diseño de la empresa (más el premio en metálico).
Sea como sea, y viendo tanto los premiados como los finalistas, la verdad es que la iniciativa me parece una fantástica oda tanto a la creatividad, como al diseño y a la literatura. Y visto así, me encanta.








