Ando, lo reconozco, algo influenciado por esas nuevas miradas surrealistas que se empeñan en dibujar el mundo de una forma totalmente diferente a la usual. Lo has podido ver estas últimas semanas aquí, en Phusions, en territorios como la publicidad, la fotografía o – también – el collage. Todos ellos suponen (y te regalan) una sacudida creativa, vestida de poesía visual, que te eleva irremediablemente hacia otras percepciones, hasta otras emociones. Supongo que, por esa razón, al descubrir hoy a Monica Carvalho no he podido evitar sentir que ella también pertenece aquí (ya me entiendes), que ella también te invita a subirte en su navío y viajar hacia otros lugares. Sus lugares.
Esta fotógrafa suiza, influenciada – dice – por René Magritte o Chema Madoz, no se conforma con la visión más clásica de su profesión y primera pasión. Por esa razón, decidió empezar a experimentar con las posibilidades que le ofrece combinar la mirada de su lente con otra mirada diferente, más interior, la que llega imprimida por el Surrealismo (su otra pasión, sí). El resultado es impresionante, inquietante, magnético. Pequeñas historias que no concluyen una vez las has descubierto porque te acompañan, se quedan, te revisitan hasta que encuentras tu propia respuesta.
Y está ahí, te lo aseguro, la respuesta está ahí. Esperándote.























































































