Desde el principio, los que nos dedicamos a «lo digital» (ya me entiendes) hemos disfrutado de esta sensación tan intensa de la desaparición de las barreras físicas o temporales. Todo está al alcance de nuestra mano. Aquí. Ahora. Es fantástico. Lo ha sido siempre. Lo seguirá siendo (con o sin metaverso, eso es otra historia). Por eso, resulta tan estimulante encontrarse con artistas como Ashraful Arefin. Este fotógrafo de Bangladesh (que ya te avanzo que no será la última vez que verás aquí), es un maestro capturando la belleza de cada instante. De cualquier instante.
Es más, tú piensas en la noche y la ves oscura. Sin luz. Puede que te la imagines en la penumbra. Él no, él ve luz, y color, él ve brillos, él ve la oportunidad de contar historias desde otro punto de vista. Bajo otros focos. Y es que, como Arefin mismo explica, «creo un momento que permite a los espectadores ver el mundo habitual como un lugar para soñar, para apreciar las simples bellezas que nos rodean. Siempre se trata de transmitir una sensación positiva a los espectadores, de recordarles que la belleza sigue existiendo en esta tierra».
Quédate con eso. Vale la pena, ¿verdad?




Siempre se trata de transmitir una sensación positiva a los espectadores, de recordarles que la belleza sigue existiendo en esta tierra.













