Es verdad, no todos los días son fáciles desde que empezó el confinamiento. No todas las paredes son siempre blancas, ni toda esa nueva rutina diaria pasa sin más. Algunas mañanas son más luminosas. Algunas tardes rezuman más energía. Y, al final, algunas noches te vas a dormir pensando que mañana volverá a salir el sol, aunque sea ese mismo sol que ves a través de la ventana.

Nadie nos había preparado para esta situación. Pero no deja de ser cierto que hemos aprendido a convivir con ella, que hemos aprendido a sobrevivirla – incluso – y diría que sin demasiada ayuda, más gracias al instinto que a la teoría. Así que para esos días en los que, un poco como – tal vez – me pase a mí hoy, tienes la sensación que estas torcida o torcido, te traigo a Barbara Fomina, una ilustradora magnífica que ha decidido inmortalizar estos días usando su particular estilo.

El resultado es una mezcla de humor, ironía, pesadez, realidad, verdad, y, sobre todo, esperanza.

Porque, al final, se trata de eso.