Suena a título de novela. «Los murmuros de Tokio». Me lo apunto. Sin embargo, no lo es, en absoluto, es el nombre de una colección de imágenes de Franck Bohbot, que se autodefine como fotógrafo, director de arte y, lo que más me flipa, Viajero del Tiempo. Este artista que viene del futuro (o del pasado, a saber) nos regala un paseo diferente por una ciudad que estamos acostumbrados a ver en constante ebullición, un paseo en el que parece como si alguien hubiera apretado el botón ‘pausa‘, como si esta pandemia que nos azota hubiera detenido el tiempo. Justo ese tiempo que Franck dice dominar.
Tokio, que está en boca de todo el mundo por esos Juegos Olímpicos vacíos que se ha visto obligada a albergar, se expone ante las lentes de Bohbot de igual manera: silenciosa y melancólica. Dirías que está mirando hacia otro lado, aparentando que esto no va con ella, que sigue siendo la ciudad de siempre… como si eso fuera, siquiera, posible. Ah, si lo fuera…
Bonito, como dijo Pau, todo me parece bonito.































