Va, que esta vez me voy a salir un poco del guión típico que sigo en Phusions. No va tanto de lo que me gusta como de compartir contigo una campaña de sensibilización que, la verdad, si te lo piensas un poco tiene mucho sentido. Esto es, sin mayor dilación, «Don’t Call It Cookies«:

¿Sabes? Gran parte de estos últimos años de mi vida – profesional – los he pasado relacionado, con mayor o menos intensidad, con eso que decidieron llamar Cookies. Galletas. Cookies en todas partes. Cookies en todas las estrategias. Cookies, cookies, cookies, las reinas de las campañas digitales. ¡Quiero más cookies! ¿Cuántas cookies has conseguido? ¿Qué vamos a hacer con todas estas cookies? Cierro los ojos y podría recordar innombrables ocasiones en las que he escuchado (o sufrido) alguna de estas preguntas (y otras tantas más) al repasar acciones en aquello que antes llamaban «online». Ah, los viejos tiempos…

Pero la cosa es que crecemos, nos hacemos mayores, y las cookies se han convertido en un acompañante habitual de todas las webs y servicios digitales que visitamos. Las aceptamos porque sí, porque casi es lo que toca, y pocas veces nos hacemos las preguntas que deberíamos. Hasta que hoy me he encontrado con esta: ¿qué entienden los niños cuando hablamos de cookies en digital? Porque, al final, las galletas suelen ser algo que les gusta. Que está bien. Que no les preocupa. Pues claro que aceptan galletas, ¿no?

¿Claro? Visita la web Don’t Call It Cookies. Te hacen esa misma pregunta y comparten una reflexión interesante: la terminología confusa engaña a los niños para que regalen su información en línea sin consentimiento. Así que, y esta es la siguiente pregunta que lanzan, «¿No sería mejor que empecemos a educar a la siguiente generación digital?«. Por eso, ¿qué tal si dejamos de llamarlo «cookie» y usamos su nombre de pila: «Data collectors«?

Si crees que todo esto tiene sentido, firma aquí. Las cosas, cuanto más claras, mejor.

A todo esto, buena campaña de Forever Beta, la verdad. En el fondo, y en la forma. ¡Plas!