El deporte es arte. Probablemente esto se sustenta más en la mente (y las palabras, y los dedos que las transcriben) de un aficionado al deporte que lo practica desde antes que supiera andar (no exagero). Pero lo pienso y lo siento así. Hay algo en el deporte, tal vez no tanto en el profesional como en el amateur, que se asemeja al arte. La búsqueda constante de la creatividad para ir más allá de tus – supuestos – límites. La superación. La gestión de la frustración. El dolor. El placer. El diálogo constante entre el sueño, la ambición, y esa realidad con la que no nos conformamos. Sí, es arte. Pero es que, además, esta serie de imágenes aéreas de la fotógrafa canadiense Ilanna Barkusky también demuestra que su estética puede ser absolutamente cautivadora.
Water & Colour, de hecho, son dos proyectos separados que, unidos aquí, adquieren una conexión fascinante. Son puro storytelling visual cargados de colores brillantes, formas, geometría, sombras y un movimiento constante que te lleva a sentir ese instante de silencio en la mente del deportista que lo protagoniza. Arte, decía, sí. Puro arte.

















