Nos hemos acostumbrado a mirar siempre hacia adelante, acelerando sin parar, destrozando barreras, rompiendo récords como si nos fuera la vida en ello. Y la cosa es que, a veces, nos va (parte de) la vida en ello, también es cierto, pero no lo es menos que el placer de frenar hasta parar, y regalarte tiempo para detenerte en los detalles, se ha convertido en un lujo que no valoramos lo suficiente. Puede que, incluso, no lo practiquemos suficiente. Puede que nos hayamos olvidado de hacerlo. Puede. Y eso es, un poco, lo que propone Leica en esta fabulosa campaña titulada Zero Velocity, protagonizada por el piloto André Lotterer. Y ya te avanzo que, como no podía ser menos, estás ante una delicia visual con un storytelling fabuloso.
Porque Lotterer, por si no lo sabes, es un aclamado y premiado competidor. Sus manos han conducido volantes que han ido desde la Fórmula 1 hasta el Mundial de Resistencia, pasando por otras especialidades en las que lo más importante era, es y será a velocidad. Correr. Lo más rápido posible. Sin dudas. Sin mirar atrás más que para evitar que alguien te adelante. Correr. No vale detenerse. No vale respirar. Sólo bajar otra décima en la siguiente vuelta. Su lema lo dice todo: «no race, no life«.
Pero, ¿y si hay algo más incluso para tipos como él?
“Soportar las presiones de su equipo, patrocinadores y aquellos más cercanos a él es una responsabilidad que Lotterer agradece llevar para alimentar su pasión, pero a menudo recurre a su cámara cuando necesita desaparecer de su entorno y ser testigo de lo que le rodea”.
Leica
Y es que, en ocasiones, la velocidad máxima deja de tener sentido y lo que importa es el instante que capturas.
Bien por Leica. Hoy no derrapamos. Hoy nos regalamos los detalles más pequeños.

Y, aquí, algunas de las fotografías que Lotterer captura y que acompañan la campaña.


André rota constantemente entre su Leica M digital y su M6 analógica, y encuentra un momento y un lugar para cada cámara. Siempre que se encuentra en una nueva ciudad del calendario de carreras del año, se toma al menos un día para perderse por la ciudad acompañado únicamente por su cámara.
Leica


